Protagonistas: Vanessa,
Magda, Silvia, Laura, María y yo.
Aviso importante: Este post
puede ser demasiado friki. Hicimos una escapada a Jersey Shore (Seaside
Heights) para visitar el escenario de rodaje de la serie Jersey Shore Mtv
(entre otras cosas).
Solo
fue un fin de semana, pero cuando volvimos a Nueva York parecía que habíamos
estado fuera una semana entera. Dos días muy intensos, en los que nos pasó de
todo. Así que no voy a contar todo el finde, sino las anécdotas o los momentos
más destacados de nuestras 48 horas en Jersey.
Alquilamos
una mini furgoneta y nos dirigimos hacia Jersey Shore. Llegamos al cutre motel,
y... “ay amá, que fauna hay por aquí” (Maria, 2014). El motel nos recibía tal
que así: una fauna de guidos y guidettes en los balcones bailando, perreando y
haciendo twerking. Chicas con pantalones desabrochados, peleas de rap en la
calle…muy intenso todo.
Reservamos una
habitación de 4 personas, las cuales se tenían que poner una pulserita para
confirmar que estaban como huéspedes del hotel. Éramos 6. Así que inventamos
mil artimañas para que no nos pillaran y así no tener que pagar tanto. Por
nuestra desgracia pasaron una serie de acontecimientos que nos dificultaron eso
de pasar inadvertidas. La primera de todas: la habitación que nos asignaron
estaba hecha un asco, así que pedimos que nos la limpiaran. Finalmente nos
cambiaron de habitación, la cual olía a rayos, así que tuvimos que pedir velas,
sprays y mil cosas para disimular ese olor.
Nos fuimos al paseo a ver a los guidos y a buscar The Shore Store, la tienda de
las camisetas de la serie. Estuvimos un rato en xoc por que vimos que para
pisar la arena y entrar en la playa te hacían pagar $6 por persona. Cuando nos
recuperamos del xoc, fuimos a la tienda, que estaba al final del paseo (o al
principio, depende de cómo se mire). Allí nos encontramos a Danny, el
propietario de la tienda y antiguo jefe de los participantes de la casa. Un
imbécil en el primer momento. Vimos que hacían tours a la casa del programa,
que esta justo detrás de la tienda, pero no estábamos dispuestas a pagar $10.
Estuvimos mirando diseños de camisetas, por que evidentemente queríamos una
cada una, a poder ser la de Team Meatball (equipo albóndiga), pero los diseños
de esta no nos acabaron de gustar, así que nos esperamos por si encontrábamos
en alguna otra tienda alguna que nos gustara más. El paseo estaba plagado de
estas tiendas de camisetas, de tiendas de souvenirs y de chiringuitos de feria
y de comida.



Nos entró hambre y pedimos la pizza mas grande del mundo, a la que casualmente
no le hicimos una foto. Luego compramos palmeritas cutres, con las que podías
rellenar granizados de todo tipo por tan solo $2. Estuvimos un rato apalancadas
al paseo y luego nos dirigimos al motel. Como teníamos que emplear nuestro
juego del despiste para no entrar las seis de golpe en la habitación, por el
camino nos paramos en Karma y Bambú. Esas eran las discotecas a las que luego
queríamos asistir (igual que los integrantes del programa).
Finalmente entramos todas en la
habitación (por turnos) y por sorpresa nuestra nos dimos cuenta que la puerta
del baño estaba cerrada con pestillo. Muy extraño todo. ¡Suerte que no
queríamos llamar la atención! Silvia y Magda se fueron a dar un paseito y
nosotras llamamos a los de mantenimiento. Después de que un señor aporreara la
puerta sin éxito, que llamara de refuerzos a un gigante y de que al final el
primer señor usara rayos empequeñezedores y entrara por la ventana del baño… la
puerta finalmente se abrió. Nos dieron un papel de váter extra por las
molestias y se despidieron. Todos unos gentleman. Cuando se fueron hicimos el
sorteo de las camas. Al ser seis dos tenían que dormir en colchonetas, y las
afortunadas fueron….. Silvia y Maria.
Cenamos. Nos vestimos. Y para Karma
que nos fuimos (por turnos, como no). Llegamos a Karma y estaba un poco muerto,
bueno mucho. Yo me esperaba una manada de guidos, bailando con el puño en alto,
pavoneándose para ligar con cualquier cosa que se moviera. Pero no. Se ve que
escogimos el peor día para ir a Karma. Allí nos dijeron que con la entrada
($10) también podríamos ir a Bambú, así que allí fuimos. Pero no nos dejaron
entrar por que no aceptaban dni, solo pasaportes. No ambiente en Karma, no
entrada en bambo? A reclamar dinero. Y nos lo devolvieron. Como queríamos
fiesta nos fuimos al paseo, y entramos en el bar Spicy, que es en el bar donde
pegaron a Snooki. Allí estuvimos hasta que cerraron y luego para el hotel. Por
turnos, claro que si.
El domingo queríamos hacer día de playa total. Fuimos al paseo a desayunar y
luego a comprar las camisetas. Como no habíamos encontrado las que queríamos en
ninguna otra tienda, tuvimos que volver a The Shore Store. Por nuestra sorpresa
Danny se había levantado con el pie derecho. Nos atendió super amablemente, nos
hicimos una foto con el (todo muy friki si, pero yo ya he avisado), Maria se
compró media tienda, y gracias a eso nos dejaron el tour a mitad de precio.
¡¡ENTRAMOS EN LA CASA DE JERSEY SHORE!! Muy fuerte todo. Y muy friki también.
Nos enseñaron toda la casa, las habitaciones, nos hicimos fotos con el teléfono
pato, fotos en el confesionario, en la cocina... Realmente la casa es una
mierda, pero hace mucha gracia entrar si has visto la serie.
Como ya he dicho, queríamos hacer día de playa. Así que aquí empieza la
aventura. No teníamos pensado pagar $6 para entrar, pero nos dijeron que si
seguíamos el paseo en coche encontraríamos un trozo de playa en el que te
hacían pagar $10 por vehículo. Cogimos el coche y siguiendo el paseo
encontramos una playa rollo Pals. Aparcamos, y todas flipadas que íbamos con
las colchonetas y todo, el niño de la entrada va y nos dice que vale $10 por
persona. WTF! Y un cartelito al lado que pone: saltar las dunas conlleva una
multa de $1000 (o algo así). Total que perdemos la esperanza de pisar una
playa. Abortamos la misión y cambiamos de plan. Cogemos el coche otra vez y
PAM! Encontramos la playa de $10 por coche. Pagamos. Seguimos todo recto y nos
metemos por donde parece que es la entrada de la playa. Y…PAM! El coche se
queda atrancado en la arena. No era la entrada de la playa de $10 por coche.
Unos hombres nos ayudan a sacar el coche. Todo muy divertido y muy cómico.
Cuando parecía que ya no pisaríamos una playa. PAM, PATAMAM! Encontramos la
playa, el parking, la arena y las gaviotas incluidas. Yuuuuuujuuuuuu
Pasaron mil y una cosas más. Cosas que
me hubiera gustado que mis compañeras de viaje hubieran escrito. Pero ya se
sabe como es esto. ¡Malditas!
¡Gracias por
regalarme un fin de semana tan genial!